ESCUELA SABATICA

  

 “El pueblo especial de Dios (Miqueas)”

Lección 7:  Para el 18 de mayo de 2013
Sábado 11 de mayo
Lee Para el Estudio de esta Semana: Miqueas 1:1-9; 2 Corintios 11:23-27; Miqueas 2:1-11; 5:2; 6: 1-8; 7:18-20.
Para Memorizar: “Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios” (Miq. 6:8).
Pensamiento clave: Aun en medio de la peor apostasía, Dios está dispuesto a perdonar y sanar a su pueblo.
EL PROFETA MIQUEAS ministró durante uno de los períodos más oscuros de la historia de Israel. El país se había dividido hacía mucho en dos reinos. Finalmente, Asiria puso fin al reino del norte, y Miqueas podía ver el mal y la violencia que penetraban lentamente en Judá, en el sur. Predicó contra los pecados fatales de la deshonestidad, la injusticia, el cohecho y la desconfianza. Miqueas fue el primer profeta bíblico que predijo la destrucción de Jerusalén (Miq. 3:12).
No obstante, por medio de la inspiración divina, el profeta vio luz en este tiempo oscuro. Con la ayuda de la perspectiva de Dios, miró más allá del castigo venidero. Miqueas ofreció palabras de ánimo y dijo que el Líder ungido del Señor vendría desde Belén. El Mesías sería el líder que salvaría a Israel y hablaría paz a las naciones enseñándoles a “martillar sus espadas para azadones” (Miq. 4:3). La reprensión de Dios sería el canal de restauración y bendiciones en última instancia.

Domingo 12 de mayo:

La agonía del corazón del profeta

En Miqueas 1:1 al 9, el profeta invita a toda la tierra a presenciar el juicio de Dios sobre su pueblo pecaminoso. Las ciudades capitales de Samaria y Jerusalén se distinguen porque sus dirigentes fallaron en ser el modelo de lo que significaba seguir a Dios con corazones indivisos. Estas dos ciudades serían las primeras en sufrir la destrucción.
El pensamiento de un juicio destructivo produjo una verdadera tensión en la vida de Miqueas. Por causa de que su llamado profético lo unía con el propósito de Dios, no tuvo otra opción que anunciar lo que vendría en el futuro próximo. Pero el profeta también amaba al pueblo al que pertenecía, y la idea de su cautividad lo condujo a un lamento personal. A veces las malas noticias tuvieron un efecto devastador sobre la mente y el cuerpo del profeta.
¿Qué enseñan los siguientes textos acerca de la dura suerte de los profetas? Núm. 11:10-15; 1 Rey. 19:14; Jer. 8:21-9:2; Eze. 24:15-18; 2 Cor. 11:23-27.
Los profetas de Dios estaban muy involucrados en los mensajes que proclamaban. No se alegraban de hablar de las cosas terribles que sucederían. A menudo usaban lamentos para expresar sus reacciones a los desastres que se aproximaban. Su dolor era real. Para sus oyentes, el mensaje estaba contenido tanto en las palabras proféticas como también en las señales externas, que a menudo delataban un profundo dolor que salía de adentro. La reacción de Miqueas al juicio divino nos recuerda la de Isaías, quien por tres años caminó medio desnudo y descalzo como señal visible de la vergüenza que traería la cautividad. Si tienen la posibilidad, pueden leer acerca del gran sufrimiento que soportó Elena G. de White en su ministerio; eso nos ayudará a comprender mejor lo que tuvieron que pasar estos siervos de Dios.
Lee 1 Pedro 4:14 al 16, y luego examínate y considera las pruebas por las que pasas. ¿Cuánto sufrimiento tuviste por causa de tu fidelidad a Dios? ¿Cuánto se debió a tu falta de fidelidad?

Lunes 13 de mayo:

Los que maquinan iniquidad

Lee Miqueas 2:1 al 11 y el capítulo 3. ¿Cuáles son los pecados que amenazan con traer juicios sobre este pueblo?
“La ascensión de Acaz al trono puso a Isaías y a sus compañeros frente a condiciones más espantosas que cualesquiera que hubiesen existido hasta entonces en el reino de Judá. Muchos que habían resistido anteriormente a la influencia seductora de las prácticas idólatras, se dejaban persuadir ahora a tomar parte en el culto de las divinidades paganas. Había en Israel príncipes que faltaban a su cometido; se levantaban falsos profetas para dar mensajes que extraviaban; hasta algunos sacerdotes estaban enseñando por precio. Sin embargo, los caudillos de la apostasía conservaban las formas del culto divino, y aseveraban contarse entre el pueblo de Dios.
“El profeta Miqueas, quien dio su testimonio durante aquellos tiempos angustiosos, declaró que los pecadores de Sion blasfemaban al aseverar que se apoyaban ‘en Jehová’, y que, mientras edificaban ‘a Sion con sangre, y a Jerusalén con injusticia,’ se jactaban así: ‘¿No está Jehová entre nosotros? No vendrá mal sobre nosotros’ (Miq. 3:10, 11)” (PR 238).
Uno de los problemas constantes que la nación hebrea afrontó era el engaño de que su situación especial como pueblo de Dios –su conocimiento del verdadero Dios, a diferencia de la necedad de la idolatría pagana (ver Sal. 115:4-9)– los hacía de algún modo inmunes a la retribución divina. Sin embargo, la terrible verdad era que precisamente porque tenían una situación especial delante de Dios, eran tenidos por mucho más culpables por sus pecados. Una y otra vez, tal como en el libro de Deuteronomio, Dios les advirtió que todas las bendiciones, la protección y prosperidad que serían de ellos estaban condicionadas a la obediencia a sus mandatos, como se ve en esta advertencia: “Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparte tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos” (Deut. 4:9).
Por más que tratemos de engañarnos, ¿de qué manera nosotros, como adventistas, con tanta luz, estamos en peligro de cometer el mismo error?

Martes 14 de mayo:

Un nuevo gobernante de Belén

En el libro de Miqueas el humor cambia a menudo drásticamente, del abatimiento a una esperanza sublime. Esta esperanza se ve en una de las profecías mesiánicas más famosas.
Lee Miqueas 5:2. ¿De quién se habla aquí y qué nos enseña acerca de él? Ver también Juan 1:1-3; 8:58; Col. 1:16, 17.
De una pequeña aldea de Judea saldría Alguien desde la eternidad para ser el gobernante de Israel. Miqueas 5:2 es uno de los versículos más preciosos de la Biblia, escrito para fortalecer la esperanza de la gente, que aguardaba ansiosamente al Líder ideal prometido por los profetas. Su gobierno iniciaría un tiempo de fortaleza, justicia y paz (Miq. 5:4-6).
David era nativo de Bethlehem, un pueblo también llamado Efrata (Gén. 35:19). La mención de esta aldea enfatiza el origen humilde, tanto de David como de su futuro sucesor, quien sería el Verdadero Pastor de su pueblo (Miq. 5:4). En la humilde aldea de Belén el profeta Samuel ungió al hijo menor de Isaí, David, quien había de ser rey sobre Israel (1 Sam. 16:1-13; 17:12). Cuando los sabios vinieron buscando al recién nacido “rey de los judíos”, el rey Herodes les preguntó a los expertos en la Biblia dónde buscar (Mat. 2:4-6). Lo enviaron a este pasaje, que predecía que el Mesías vendría del pequeño pueblo de Bethlehem.
Por incomprensible que es para nuestras mentes finitas y caídas, el bebé que nació era el Dios eterno, el Creador de los cielos y la tierra. “Desde los días de la eternidad, el Señor Jesucristo era uno con el Padre” (DTG 11).Por increíble que sea la idea, es una de las verdades más fundacionales del cristianismo: el Dios Creador tomó sobre sí la humanidad y en esa humanidad se ofreció como sacrificio por nuestros pecados. Si te tomas el tiempo para meditar sobre lo que nos enseña acerca del valor de nuestras vidas y de lo que significamos para Dios, puedes tener una experiencia que cambiará tu vida. Cuando tantas personas luchan para encontrar un propósito y significado para su existencia, nosotros tenemos el fundamento de la cruz, que no solo nos ancla en lo que significa nuestra vida, sino que también nos da la esperanza de algo más grande de lo que el mundo alguna vez pudiera ofrecernos.

Miércoles 15 de mayo:

Lo que es bueno

Al principio de Miqueas 6, Dios dialoga con su pueblo, enumerando todas las cosas que él hizo en favor de ellos. En respuesta, el adorador que viene al templo pregunta qué puede hacer para agradar a Dios. ¿Qué es lo que constituye una ofrenda aceptable: becerros de un año, una multitud de carneros, ríos de aceite, o aun el primer hijo del adorador? Hay un constante aumento del tamaño y valor de las ofrendas enumeradas en este texto.
Lee Miqueas 6:1 al 8. ¿Qué verdad vital se enseña aquí? ¿Por qué es esto especialmente importante para nosotros, como adventistas? ¿Qué nos dice esto acerca de cómo la verdad es más que solo una doctrina correcta y una comprensión detallada de la profecía? Ver Mat. 23:23.
El profeta declara que Dios ya ha revelado lo que quiere. Por medio de las enseñanzas de Moisés, el pueblo sabía lo que Dios había hecho en favor de ellos (Deut. 10:12, 13). La respuesta de Miqueas no era una revelación nueva que señalaba un cambio en los requisitos de Dios. Los sacrificios y los servicios sacerdotales no eran la primera preocupación de Dios. El supremo deseo de Dios era tener un pueblo que actuara con justicia hacia sus vecinos, con devoción consistente y amor hacia Dios. La ofrenda más generosa que el pueblo puede dar a Dios es la obediencia.
Miqueas 6:8 es la declaración más sucinta de la voluntad de Dios para su pueblo. Resume todas las enseñanzas proféticas sobre la verdadera religión: una vida que exhibe justicia, misericordia y un caminar estrechamente con Dios. La justicia es algo que la gente hace cuando es impulsada por el Espíritu de Dios. Tiene que ver con la equidad y la igualdad para todos, especialmente con los débiles y los impotentes que otros explotan. La bondad significa mostrar amor, lealtad y fidelidad voluntaria y libremente a otros. Caminar con Dios significa poner a Dios primero y vivir en conformidad con su voluntad.
¿Por qué es más fácil guardar estrictamente el sábado que hacer lo justo, amar misericordia y caminar humildemente delante de Dios?

Jueves 16 de mayo:

En lo profundo del mar

El libro de Miqueas comienza con una descripción de juicios, pero termina con palabras de esperanza. Hay personas que tratan de explicar o negar la realidad de los juicios de Dios. Hacerlo es caer en la trampa en que cayeron los contemporáneos de Miqueas, los que creían que Dios nunca enviaría juicios sobre la nación escogida.
La justicia de Dios es el otro lado de su amor y e interés. La buena noticia presentada por Miqueas es que el castigo nunca es la última palabra de Dios. Las acciones de Dios en la Escritura, en forma consistente, van del juicio al perdón, del castigo a la gracia, y del sufrimiento a la esperanza.
Lee Miqueas 7:18 al 20. ¿De qué modo se revela el evangelio en estos versículos? ¿Qué esperanza se ve aquí para todos nosotros? ¿Por qué la necesitamos desesperadamente?
Los versículos finales de Miqueas presentan su alabanza llena de esperanza. La pregunta “¿Qué Dios como tú…?” concuerda con el nombre de Miqueas, que significa “¿Quién es como Dios?” Sirve como un recordativo de la singularidad de Dios y afirma la verdad de que no hay otro como él. ¿Cómo podría haberlo? Después de todo, solo él es el Creador. Todo lo demás es creado. Pero más importante aun, nuestro Creador es un Dios de gracia, de perdón, un Dios que fue a extremos inimaginables para salvarnos de la destrucción que es, justicieramente, nuestra. Él lo haría por la nación hebrea, y lo hará también por nosotros.
Es posible que hoy estemos rodeados por circunstancias difíciles y experiencias dolorosas que nos dejan preguntándonos por qué Dios permite que suceda todo esto. Algunas veces es muy difícil encontrar sentido en las cosas. En esos momentos, nuestra esperanza solo descansa en Dios, quien promete arrojar nuestros pecados a la profundidad del mar. Hay esperanza para el futuro al recordar lo que Dios hizo en el pasado.
Obsérvate sinceramente. ¿Por qué tu única esperanza se encuentra en la promesa de que Dios arrojará tus pecados “en lo profundo del mar”?

Viernes 17 de mayo

Para Estudiar y Meditar:

“Si Jerusalén hubiese conocido lo que era su privilegio conocer, y hecho caso de la luz que el Cielo le había enviado, podría haberse destacado en la gloria de la prosperidad, como reina de los reinos, libre en la fuerza del poder dado por su Dios. No habría habido soldados armados a sus puertas. [...] El glorioso destino que podría haber exaltado a Jerusalén si hubiese aceptado a su Redentor se presentó ante el Hijo de Dios. Vio que hubiera podido ser sanada por él de su grave enfermedad, librada de la servidumbre y establecida como poderosa metrópoli de la tierra. La paloma de la paz hubiera salido de sus muros rumbo a todas las naciones. Hubiera sido la gloriosa diadema del mundo” (DTG 529, 530).
Preguntas para Dialogar:
  1. Si quieres comprender en un contexto más moderno el sufrimiento que soportaron los profetas de Dios con frecuencia, lee el libro Notas biográficas de Elena G. de White(Life Sketches). ¿Qué enseña este libro acerca de los trabajos y pruebas que pueden afrontar los fieles mensajeros de Dios?
  2. Es muy fácil enredarse en las formas, las tradiciones y los ritos religiosos, y todo eso puede ser bueno. Pero al mismo tiempo, puede suceder que estas formas y ritos lleguen a ser fines en sí mismos, en lugar de señalarnos hacia lo que realmente significa ser un seguidor del Dios a quien adoramos con esas formas.
  3. Medita en la idea de la encarnación, la idea de que el Dios Creador tomó sobre sí mismo la carne humana. Como lo dijo un teólogo medieval: “Reteniendo todo lo que era, Cristo tomó sobre sí mismo lo que no era”, y eso es nuestra humanidad. Piensa en lo que esta sorprendente verdad revela acerca del amor de Dios por nosotros. ¿Por qué esta verdad debería llenarnos de esperanza, gratitud y alabanza, no importa cuáles sean nuestras circunstancias?

No hay comentarios.: