martes, 14 de mayo de 2013

¡Esto es lo que Jesús hizo por mí!

¡Esto es lo que Jesús hizo por mí!

Autor: Wolfgang Stammler
1. Jesús fue igual a Dios en todos los sentidos. Pero no "estimó ser igual a Dios como cosa a que aferrarse". Se entregó libremente y llegó a ser igual a un esclavo.
Llegó a ser un hombre en este mundo y participó de la vida de los seres humanos (Filipenses 2:6-7)
Llegó a ser igual a mí para participar de mi vida y de mi destino.
¡Esto es lo que Jesús hizo por mí!
2. Jesús nació en un establo --no en un hotel de cinco estrellas ni en la sala de parto de una famosa clínica ni en una habitación privada con una partera privada y un médico privado--. Nació en un establo para participar de la vida de las personas que duermen en la calle y de los abandonados, de los que nadie se preocupa.
¡Esto es lo que Jesús hizo por mí!
3. Jesús nació de una virgen, resultado de un milagro divino. Pero sus enemigos lo acusaron por haber nacido fuera del matrimonio. Sin embargo, la misión de su vida fue participar de la vida de muchos despreciados, hijos ilegítimos nacidos en este mundo. El participa de la vida de los que son rechazados, estigmatizados, condenados y despreciados --o se desprecian a sí   mismos-- porque no nacieron en una familia «normal» o porque nacieron fuera de la unión matrimonial.
¡Esto es lo que Jesús hizo por mí!
4. Jesús vino a esta Tierra sin ninguna posesión, para participar de la vida de los millones de pobres que habitan este planeta. De este modo, mostró a todos los pobres que la pobreza no es un signo del rechazo de Dios. Jesús llegó a ser uno con el pobre y permaneció pobre hasta el fin de su vida.
¡Esto es lo que Jesús hizo por mí!
5. Jesús nació en el hogar de un carpintero. Su rutina diaria fue el trabajo duro de un artesano. De esta manera, participó de la vida de quienes realizan un trabajo práctico y simple. Honró a quienes trabajan fielmente y llegó a ser uno con ellos, sin importarle de cuán humilde fuera ese trabajo.
¡Esto es lo que Jesús hizo por mí!
6. Los primeros en escuchar acerca del nacimiento de Jesús no fueron los líderes religiosos, los sacerdotes y profetas, o los rabinos más espirituales y dignamente respetados, sino simples pastores que cuidaban sus ovejas durante la noche. Pastores --hombres poco respetados por la sociedad-- a quienes se les estaba vedado participar de las actividades religiosas del pueblo. Cuando los ángeles les hablaron del nacimiento de Jesús, sintieron temor. En este sentido, Jesús participó de la vida de los marginados, aquellos de quienes nadie espera ningún aporte espiritual, que viven al margen de la sociedad y hacen trabajos que nadie valora o que nadie quisiera hacer. Llegó a ser uno con los que pasan inadvertidos por la iglesia y con los que no esperan encontrarse con Dios, y tienen miedo.
¡Esto es lo que Jesús hizo por mí!
7. Cuando Jesús era aún un niño, sus padres huyeron con él hacia Egipto. Estaba marcado para ser asesinado. De esta manera, participó de la vida de millones de refugiados, los que huyen de la violencia, la guerra, el hambre y la persecusión. Para los refugiados, llegó a ser un refugiado.
¡Esto es lo que Jesús hizo por mí!
8. Jesús   vivió como un extraño y un extranjero en Egipto. En este sentido, participó de la vida de todos los extranjeros, refugiados y exiliados.  
¡Esto es lo que Jesús hizo por mí!
9. Después de muchos años, Jesús volvió a Nazaret, una ciudad de mala reputación. De esta manera, participó de la vida de todos los refugiados que van a una tierra desconocida, teniendo que empezar de la   nada en las peores condiciones.
¡Esto es lo que Jesús hizo por mí!
10. Llegado el cumplimiento del tiempo, Jesús fue bautizado por Juan en el río Jordán para hacer la voluntad de su Padre. Así, llegó a ser uno con todos los pecadores y los perdidos que están deseando confesar sus pecados, transformar sus vidas y ser bautizados; es decir, hacer la voluntad del Padre.
¡Esto es lo que Jesús hizo por mí!
11. Después de esto, Jesús fue al desierto, donde fue tentado por Satanás. Tuvo que enfrentar las tentaciones. En este sentido, participó de la vida de quienes son probados en la lucha de la vida y enfrentan las tentaciones de Satanás. Jesús fue probado hasta el extremo. Conoce y participa de las luchas internas que enfrentan quienes son tentados y probados.
¡Esto es lo que Jesús hizo por mí!
12. Jesús fue rechazado en Nazaret, su ciudad de crianza, y fue empujado hasta el borde de un precipicio por una turba enfurecida. De esta manera, participó de la vida de quienes son rechazados por sus amigos y familiares a causa de sus creencias. Participó de la suerte de quienes son empujados al borde de la existencia por las circunstancias de la vida.
¡Esto es lo que Jesús hizo por mí!
13. A causa de que Jesús realizó un sanamiento en sábado, los dirigentes religiosos de su tiempo quisieron matarlo. De este modo, Jesús participó de la vida de todos los que son perseguidos por los líderes religiosos, por su iglesia o sus representantes, como consecuencia de hacer lo que Dios les ordenó que hicieran. El participó de la vida de quienes se encuentran con el rechazo, la exclusión y la persecución a causa de su fidelidad.
¡Esto es lo que Jesús hizo por mí!
14. Jesús liberó a la gente de la esclavitud demoníaca, echando fuera a los malos espíritus, y sanó a la gente que estaba subyugada por Satanás. Muchos sugirieron que no hizo esto con el poder divino, sino con el poder del diablo. De este modo, Jesús participó de la vida de quienes son acusados de estar del lado del mal o de recibir poder del príncipe de las tinieblas y ayudarlo para tentar a los santos. Jesús participó de la suerte de quienes son totalmente malinterpretados y rechazados.
¡Esto es lo que Jesús hizo por mí!
15. A menudo Jesús fue malinterpretado aun por sus compañeros más cercanos. Muchas veces tuvo que decirles que ellos no comprendían sus dichos y sus acciones. De este modo, Jesús participó de la vida de quienes son incomprendidos y malinterpretados: quienes dan lo mejor de sí, pero a pesar de todo no pueden convencer a los demás y tienen que soportar la carga de ser malinterpretados.
¡Esto es lo que Jesús hizo por mí!
16. Jesús fue entregado a sus enemigos con el beso de uno de sus discípulos. De este modo, participó de la vida de quienes son cruelmente traicionados, vendidos por dinero, vapuleados y enviados a la muerte con una sonrisa dibujada en los labios de un familiar, de un amigo o de un compañero de trabajo, toda gente confiable.
¡Esto es lo que Jesús hizo por mí!
17. Jesús fue arrestado sin que jamás haya herido a otra persona. Fue tratado como un criminal, con espadas y palos. De este modo, Jesús participó de la vida de quienes son violentamente arrestados con falsos cargos y encarcelados, porque no encajan dentro del sistema político, porque pertenecen a una religión «errada», o porque confiesan el nombre de Jesús y hacen el bien en su nombre. Son inocentes, pero se los quita porque causan disturbios.
¡Esto es lo que Jesús hizo por mí!
18. Jesús no solamente fue traicionado por uno de sus compañeros más cercanos, sino también desamparado por todos y negado por lo menos por uno. De este modo, Jesús participó de la vida de quienes son abandonados o aun negados por sus amigos y conocidos: hijos cuyos padres los abandonaron; padres y madres ancianos, olvidados y desamparados, porque sus hijos no los cuidan; personas cuyos familiares se avergüenzan de ellos y los abandonan, porque cayeron en situaciones de profunda necesidad, en enfermedad o en desgracia; y personas cuya dignidad es pisoteada.
¡Esto es lo que Jesús hizo por mí!
19. Jesús fue ridiculizado por hom-bres pecadores. Le vendaron los ojos y le pegaron, diciéndole que adivinara quién lo había herido. Se rieron y se abusaron de él, lo ataron y lo escarnecieron. De este modo, Jesús participó de la vida de quienes son ridiculizados, encarnecidos, golpeados, atados y sádicamente torturados. Tiene esto en común, especialmente, con los que son víctimas del abuso en nombre de la religión y del nombre de Dios.
¡Esto es lo que Jesús hizo por mí!
20. Aunque inocente, Jesús fue sentenciado a muerte. Fue condenado a morir sin razón alguna y soportó las torturas más crueles conocidas entonces: una lenta muerte de cruz, bajo un sufrimiento indecible. De este modo, Jesús participó de la vida de quienes son condenados a morir inocentemente, torturados y cruelmente asesinados. Jesús participó de su dolor y de su muerte injusta.
¡Esto es lo que Jesús hizo por mí!
21. Mientras pendía de la cruz, y padeciendo un dolor terrible, Jesús oró: "Padre, ¡perdónalos!" Jesús participó de la vida de quienes, a pesar de la injusticia y la crueldad, se niegan a que sus corazones se endurezcan por el odio, por la soberbia y por el rencor. Jesús permaneció fiel a sí mismo, e incluso fue auténtico en el mayor padecimiento. Además de esto, Jesús participó de la vida de quienes permanecen fieles a sus convicciones a pesar de las circunstancias más negativas.
¡Esto es lo que Jesús hizo por mí!
22. Jesús no permaneció muerto durante mucho tiempo. Como lo había   predicho, se levantó de la muerte al tercer día. Jesús resucitó, su tumba está vacía, ¡la muerte no pudo retenerlo! Y de este modo, Jesús participó de la vida de aquellos para quienes la muerte no es el fin del ser. Debido a que confían en Dios y ponen su esperanza en lo que Jesús hizo en la cruz, resucitarán como él lo hizo; vivirán eternamente, porque él vive por siempre al lado de su Padre. Honrarán a Jesús como él honró a su Padre, coronándolo como Señor de señores. Todos ellos honrarán al Padre, confesando que Jesús es el Señor.
¡Esto es lo que Jesús hizo por mí!
"Aunque era de naturaleza divina, no insistió en ser igual a Dios, sino que hizo a un lado lo que le era propio, y tomando naturaleza de siervo nació como hombre.
Y al presentarse como hombre se humilló a sí mismo, y por obediencia fue a la muerte, a la vergonzosa muerte en la cruz.
Por eso, Dios le dio el más alto honor y el más excelente de todos los nombres, para que, al nombre de Jesús, doblen la rodilla todos los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra, y todos reconozcn   que Jesucristo es el Señor, para honra de Dios" (Filipenses 2: 6-11).
Anonimo. Jovenes Cristianos.com 

Soy lo que no quiero ser...

Soy lo que no quiero ser...

Soy lo que no quiero ser...He descubierto el siguiente principio de vida: que cuando quiero hacer lo que es correcto, no puedo evitar hacer lo que está mal”. Romanos 7:21 (NTV)
El Pecado mas oculto y nunca antes descubierto en tu vida es el que diariamente te acusa. Esa situación o habito que te esta amargando la vida y te ha convertido en lo que no quieres ser.
Satanás se aprovecha de ello y diariamente pone su dedo sobre la yaga, se burla de ti y te dice: “¿Y dices que eres cristiano?”.

Sinceramente te sientes mal, porque aunque muchas veces lo has querido dejar, por alguna razón vas y lo buscas nuevamente. En ocasiones has pasado mucho tiempo alejado de eso y te has sentido un súper hombre o una súper mujer, pero por alguna extraña razón vuelves y nuevamente te empapas de lo que no quieres ser.
Es triste sentirse atado por algo que sabes que no es correcto, es terrible todos los sentimientos y sensaciones que trae consigo esa atadura, quisieras vencerla, quisieras salir adelante, quisieras pasar la hoja y por una vez por todas ser libre de eso que te causa tanto dolor.
Y es que una persona que realmente ame a Dios no se sentirá a gusto practicando ciertos hábitos que lo único que hacen es acusarte y hacerte sentir indigno de llamarte su hijo.
Si hay incomodidad de tu parte para realizar eso que sabes que no es bueno, es porque todavía hay esperanza para ti, si te sientes culpable, si has llegado a sentirte indigno del Señor por eso que quizá a diario practicas, es porque aun hay algo por hacer.
El mayor problema es no sentir nada, el mayor problema es practicar cosas desagradables a Dios y no sentir la mínima culpa, ¡Eso si es un problema!
Y es que mientras en ti haya un sentimiento de arrepentimiento, eso significa que todavía no has sido vencido, que hay posibilidades de que salgas de eso y de hecho así será.
Conozco personas que me han dicho: “Soy lo que no quiero ser”, y no porque se sientan orgullosos de lo que hacen, sino porque se sienten decepcionados y enojados consigo mismos, por la forma tan fácil en las que son atraídos hacia el mal.
“Soy lo que no quiero ser”, ¿Cuántos de nosotros hemos dicho eso o por lo menos hemos sentido que estamos haciendo lo que no queremos o lo que no deberíamos hacer? ¡Yo soy el primero!
A veces nuestros instintos pecaminosos nos arrastran al pecado, a veces nuestros deseos nos llevan a realizar acciones que NO QUEREMOS HACER, pero que terminamos haciéndolas.
¿Cuántas veces no has querido dañar a alguien con alguna palabra y lo has terminado haciendo?, ¿Cuántas veces dijiste que ya no harías eso y volviste a hacerlo?, ¿Cuántas veces prometiste dejar de asistir a ese lugar y hasta el día de hoy sigues asistiendo?, ¿Cuántas veces propusiste evitar esa mala amistad, pero sin embargo sigues apegado a ella?, ¿Cuántas veces has querido hacer las cosas bien y terminas haciéndolas mal y sintiéndote mal contigo mismo?, eso es decir: “Soy lo que no quiero ser”.
Hoy te tengo una noticia que quizá te alegre, creo que sé la solución para ello, yo mismo en algún momento me he dicho: “Soy lo que no quiero ser”, ¡Sí!, a veces he sentido que necesito mejorar en eso o en aquello y lejos de mejorar termino empeorando, a veces no me reconozco ni yo mismo y solo puedo terminar diciendo: “Soy lo que no quiero ser”.
Hoy es día de dejar de ser lo que no quieres ser, hoy es el día que Dios tenía preparado para ti y para mí, este día Dios quiere que dejemos de ser lo que no queremos ser y comencemos a ser lo que Él quiere que seamos.
La Biblia dice: “Así que humíllense delante de Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes. Acérquense a Dios, y Dios se acercará a ustedes…” Santiago 4:7-8a (Nueva Traducción Viviente)
Lo primero que tenemos que hacer es RENDIR nuestra voluntad por completo, sí, yo se que lo has escuchado miles de veces, pero no hay otra fórmula, no hay otra forma en la que el proceso pueda comenzar. Rendir tu voluntad tiene que ver con reconocer que ya no puedes más, con reconocer que necesitas ayuda porque quieres dejar de ser lo que actualmente eres.
Cuando nosotros nos rendimos a Dios, cuando reconocemos nuestra impotencia frente a lo que estamos experimentando y dejamos de creer en nuestras propias fuerzas para creer en las fuerzas de Dios en nosotros, el panorama cambia.
Quizá tu digas: ¿Cómo rindo mi voluntad?, rendir tu voluntad también tiene que ver con buscar más de Dios. Mientras más intimidad con Dios tienes, tu voluntad se someterá a Él. ¿Qué es tener intimidad con Dios?, es buscarlo en oración, es apartar un tiempo de tu día para hablar con Él, es leer su Palabra diariamente, es llevarlo contigo todo el día, a tu trabajo, a tu universidad a todas partes. Platica con Él donde este, piensa en Él, habla de Él, que todo lo que gire a tú alrededor y todo lo que salga y entre a ti que tenga que ver con Él. De esa forma estarás tan empapado de Dios, que te será fácil rendirte a su voluntad.
Lo segundo, tiene que haber CONSTANCIA y eso tiene que ver con DETERMINACION Y VOLUNTAD. De nada sirve que venzas eso durante un mes, si luego al creer que está controlado descuides tu relación con Dios y comiences a ser sensible a la voz del pecado. La constancia es importante, por esa razón en ti tiene que haber la DETERMINACION de querer vencer para siempre ese hábito que tanta frustración te ha causado. La VOLUNTAD que tengas será esencial para no rendirte. Quizá en algún momento dejaras de tener intimidad, pero la voluntad de querer mantenerte firme te hará retomar nuevamente la senda que te llevara a la victoria, no solo de esa área de tu vida, sino a la victoria en todos los ámbitos de la vida.
Recuerda: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” 2 Timoteo 1:7 (Reina-Valera 1960).
A veces quisiéramos que con una oración que alguien hiciera por nosotros todos nuestros problemas y adicciones desaparecieran, ¿Quién no quisiera eso?, pero a veces las cosas no son tan fáciles como las quisiéramos, a veces Dios quiere que nosotros pongamos voluntad para lograr vencer aquello que tanto estorbo nos hace.
Por esa razón hoy Dios quiere recordarte lo que eres: TÚ ERES SU HIJO, un hijo de Dios.
El enemigo ha querido distorsionar la imagen de Dios en tu vida, por lo que envía diariamente dardos de fuego para hacerte sentir mal, indigno y el peor hijo de Dios que pudiera existir, la pregunta es: ¿Dejaras que siga burlándose de ti?, ¿Dejaras que te siga atando a cosas que con la ayuda de Dios puedes vencer?, ¿Cuánto más esperaras para salir de ese lodo cenagoso?
Hoy tienes que volver a ser lo que Dios quiere que seas, un hijo legitimo de Él que le de batalla diariamente al enemigo, jamás rindiéndose, jamás dejándose manipular por sus engaños, sino que creyendo a las promesas de su Padre Celestial y confiando que Él está de su lado todo los días de tu vida.
Quizá la has pasado muy mal todos estos días, semanas, meses o años, pero es hora de volver a ser lo que Dios quiere que seas y dejar de ser lo que no quieres ser.
¡Tú eres imagen suya! Por tal razón, permite que Él trabaje en ti.
Isaías dijo: «Ahora, pueblo de Israel, Dios tu creador te dice: “No tengas miedo. Yo te he liberado; te he llamado por tu nombre y tú me perteneces. Isaías 43:1 (Traducción en lenguaje actual)
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