viernes, 30 de diciembre de 2011

El 2017 llega que nos traera?

En un viaje a  Durango México, al recorrer el centro de la ciudad en busca de artículos tradicionales como el trompo, baleros, llaveros de recuerdo y cosas así, que son muy comunes en ese mercado, es un Mercado muy grande en donde se puede encontrar ; vegetales, carnes, comida variada hasta Ropa con logotipo de un alacrán

Pero lo que me llamo la atención es que para fin de año algunos de los puestos están llenos de ropa interior de diferentes colores y personas comprándolos para prepararse al llegar las 00:00 horas del nuevo año y así recibir según el color de la prenda elegida para tener lo deseado.

Estos son algunos de los Agüeros

Entre los agüeros tradicionales está el de usar interiores, calzones, bragas, tangas, como quieran llamarlas, de color amarillo que deben ponerse 5 minutos antes de finalizar el año, es un rito de muchos tiempos atrás, tiene relación con el poder del sol, que para muchas culturas como la Inca y la Azteca, ha significado mucho, no solo por su imponente presencia o por el calor que les brindaba en días fríos, sino también porque estaban seguros que les brillaba el camino hacia la abundancia y que para nosotros en el tiempo actual, nos comunica alegría, prosperidad, esperanza y buenas energías.

Hay personas que manifiestan sobre la efectividad de usar ropa interior amarilla si se quiere fortuna y roja si lo que se busca es atraer al amor. Se considera que ambas son poderosos amuletos sin importar la calidad de la prenda.

La tradición de usar ropa interior amarilla viene de Asia y poco a poco se fue extendiendo a todas partes del mundo, lógicamente a Latinoamérica, la idea era que al tener contacto íntimo con estas prendas, las cosas buenas que estamos esperando para el año siguiente se adhieran al cuerpo. Dicen que si esas prendas son obsequiadas por amigos o familiares, los resultados serán muy grandes, ya que vienen cargadas de buenos deseos de las personas que nos quieren. La tradición de la maleta; consiste en salir y entrar por la puerta principal con una maleta vacía doce veces y eso significa que habrá muchos viajes en el año nuevo, La tradición de las 12 uvas: en el sitio que ocupa cada comensal se coloca previamente un pequeño frutero con 12 uvas y, de acuerdo con el ritual, se debe comer una uva por cada una de las 12 campanadas del reloj. Idealmente seis verdes y seis moradas. De esta forma, los anhelos y aspiraciones se hacen realidad... por lo menos eso dicen. Sentarse y volverse a parar con cada una de las doce campanadas: trae matrimonio. Recibir el año nuevo con dinero dentro de los zapatos: trae prosperidad económica. Para tener mucha ropa nueva: la noche del 31 debes usar la ropa interior al revés. Poner un anillo de oro en la copa de champaña con la que se hará el brindis: te asegurarás que no falte el dinero (ojo con tragártelo).-Repartir espigas de trigo: símbolo de la abundancia. Lo ideal es repartirlas entre todos los asistentes (que todos tengan en las manos la medianoche) y también esparcirlas por la casa. Comer una cucharada de lentejas (cocidas) dentro de los primeros minutos del nuevo año para tener prosperidad.

 y así infinidad de tradiciones que nos llegan a la mente inventadas por el hombre. Si usamos calzones rojos lo único que vamos a recibir es un alago o una decepción de cómo nos luce, ni más amor ni prosperidad. Son tan solo prendas y tradiciones. Dice la palabra de Dios en la epístola de Santiago 4:3 Pedís y no recibís, porque pedís con malos propósitos, para gastar lo en vuestros placeres.Talvez nos encontremos en diversas
pruevas y situaciones pero si nos arrepentimos y nos entregamos a Cristo Jesus  El nos  escucha,1 de Juan 5:14  Y esta es la confianza que tenemos delante de El, que si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, El nos oye. Mat 7:7 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 1 Juan 2:28 Y ahora, hijos, permaneced en El, para que cuando se manifieste, tengamos confianza y no nos apartemos de El avergonzados en su venida. y en Santiago1; 2 Tened por sumo gozo, hermanos míos, el que os halléis en diversas pruebas, 3 sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia, 4 y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para que seáis perfectos y completos, sin que os falte nada.5 Pero si alguno de vosotros se ve falto de sabiduría, que la pida a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. 6 Pero que pida con fe, sin dudar; porque el que duda es semejante a la ola del mar, impulsada por el viento y echada de una parte a otra. 7 No piense, pues, ese hombre, que recibirá cosa alguna del Señor, 8 siendo hombre de doble ánimo, inestable en todos sus caminos.
QUERIDO HERMANO (NA) LO QUE USTED Y YO NESECITAMOS EL CREADOR DE LOS CIELOS YA LO SAVE Y NOS LO DARA CUANDO A EL LE COMPLACE  PODRIA SER INMEDIATAMENTE  O EN EL TIEMPO QUE  EL NOS DE  DE VIDA. A HORA REPITE CON MIGO;

PADRE QUE ESTAS EN LOS CIELOS, DIOS ETERNO, HOY ME ACERCO ANTE TU PRESENCIA PARA DECIRTE QUE YO RECONOZCO QUE SOY PECADOR, QUE HE HECHO LO MALO DELANTE DE TUS OJOS DESDE EL PRINCIPIO, Y QUE ESTOY ARREPENTIDO DE MIS MALAS OBRAS Y DESEO QUE ME PERDONES TODOS MIS PECADOS Y TRANSGRESIONES QUE HE COMETIDO...

POR ESO VENGO HOY ANTE TI PARA PEDIRTE QUE ENTRES EN MI CORAZON, TE INVITO A QUE ENTRES EN MI VIDA, CREO EN MI CORAZON QUE TU ENVIASTE A TU UNICO HIJO JESUS A LA TIERRA PARA MORIR POR MI EN UNA CRUZ, Y QUE SU SANGRE LIMPIA TODOS MIS PECADOS Y QUE EL NO SOLO MURIO SINO TAMBIEN TU LE LEVANTASTE DE LOS MUERTOS, TE CONFIESO QUE ACEPTO AL SEÑOR JESUCRISTO COMO MI SEÑOR Y MI SALVADOR DE MI VIDA, TE DOY MI VIDA A TI SEÑOR JESUS, PARA QUE TU ME CAMBIES Y SEA LA PERSONA QUE TU QUIERES QUE SEA, RINDO MI VIDA PARA TI, Y DESDE ESTE MOMENTO AYUDAME PARA QUE PUEDA SERVIRTE Y AMARTE, HASTA QUE TU ME LLEVES EN GLORIA...

GRACIAS SEÑOR POR TU SALVACION, GRACIAS PORQUE MORISTE POR MI EN UNA CRUZ, GRACIAS PORQUE DISTE TU VIDA POR MI VIDA, Y CARGASTE EN TI TODOS MIS PECADOS, TODAS MIS ENFERMEDADES, TODOS MIS CASTIGOS... GRACIAS PADRE POR ENVIAR A TU UNICO HIJO POR MI ... GRACIAS POR ESTE ANO  QUE TERMINA Y EL QUE COMIENZA… NO TENGO NADA QUE DARTE SOLO MI VIDA ... Y HOY TE LA DOY A TI ... TUYA SEA LA GLORIA, LA HONRA Y LA ALABANZA.. EN EL NOMBRE DE JESUS

AMEN Y AMEN...... QUE DIOS LOS SIGA BENDICIENDO POR SIEMPRE.

POR: EFREN Q.

¿Qué nos traerá este nuevo año

¿Qué nos traerá este nuevo año 2018?

Pero Jehová había dicho a Abraham: Vete de tu tierra y de tu parentela, Y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. (Génesis 12:1)
Pues la respuesta es, Que No Se. Nadie lo sabe; la vida a nivel individual o colectivo puede cambiar en un segundo, lo que si se es que Jesús nos ha enseñado a vivir cada día y que cada día trae su propio afán y El siempre tiene el control.
Empezar un nuevo año, de alguna manera se asimila a una nueva aventura hacia lo desconocido y los seres humanos siempre tenemos ese temor.
Pero como hijos de Dios, tenemos el conocimiento y las herramientas para hacer de este nuevo año, un año de bendición y crecimiento. Imaginemos los sentimientos y temor hacia lo desconocido que pudo experimentar Abrahán cuando Dios lo llama a una tierra desconocida, donde el tendría que volver a empezar, plantar y cosechar y tal vez a el mismo no se le hubiera ocurrido nunca, no fue una idea que se produjo en su cabeza, fue lo que Jehová le dijo que hiciera y como recompensa, le hizo promesa y el obedeció: Que le daría un hijo (a pesar de que Saray era estéril) y que haría de el una gran nación y que en el serian benditas todas las familias de la tierra. ¡Que gran promesa! Pero una promesa requiere de varios pasos:
  1. CREERLA
  2. OBEDECER
  3. EJECUTARLA es decir, desarrollarla, crecer y resolver todos los obstáculos que se presenten, físicas, de territorio, externas, pruebas, de carácter, etc.
Dios a nosotros nos ha dado grandes promesas, pero para alcanzarlas debemos cumplir con esos tres pasos anteriores; y esto significa que si Dios nos promete Pan, no necesariamente esperamos Pan ya horneado y tajado; tampoco que nos sentaremos a esperar que alguien toque a nuestra puerta con el pan (aunque en muchos casos así ha sido); pues no sabemos como Dios traerá la bendición, a lo mejor alguien nos provee la harina, otro el huevo y la sal y otro que sabe como juntar esos ingredientes, nos enseña a hacer el Pan, nos nutrimos y alimentamos a nuestra familia y después pensamos en colocar una panadería…
Dios siempre tiene un propósito: Mis planes para fin de año cambiaron súbitamente cuando me torcí un tobillo, estos acontecimientos y el cambio de rumbo de mis planes en un segundo me hicieron reflexionar en que verdaderamente no tenemos control sobre nuestros días, nuestros planes y deseos, sino que es Dios quien verdaderamente tiene el control de los hilos invisibles de nuestro destino, las circunstancias, los hechos y todos los acontecimientos que rodean nuestra vida.
Estamos iniciando un nuevo año y nos sentimos llenos de una energía muy especial que nos hace querer renovarnos, superarnos, crecer y aventurarnos en propósitos más altos para nuestra vida y todo lo podemos lograr, si incluimos a Dios en nuestros planes, si pedimos a nuestro Padre en el precioso Nombre de Jesús y si sujetamos nuestra vida al que todo lo puede.
Nosotros, los hijos de Dios tenemos herramientas más valiosas que el oro puro y mas poderosas que cualquier arma inventada por el hombre y todo este poder se encuentra en El Espíritu, en el hombre nuevo, así que nuestro primer deseo para este año nuevo, debe ser CRECER y FORTALECERSE en el Espíritu y todo lo demás que deseemos lo vamos a recibir por añadidura. A continuación veremos algunas de estas herramientas:

1°. La Fe.
 Sabemos que la fe viene por el oír y el oír La Palabra De Dios, por lo cual te invito a leer diariamente La Biblia, hacer tu devocional y asistir regularmente a la Iglesia; la Palabra de Dios dice que pidamos y se nos dará, busquemos y hallaremos, que toquemos y se nos abrirá. (Mt.7.7), pero seria inútil pedir o tocar puertas, si lo haces sin fe y esa fe debe estar fundamentada en Dios; Padre, Hijo y Espíritu Santo, porque solo El, puede hacer realidad nuestros sueños, bendecirnos, proveernos y guardarnos. La Palabra nos enseña a pedir con fe, con plena certidumbre de que tendremos lo que pidamos, porque somos Sus hijos y Dios nos ama de tal manera que no podemos comprender la magnitud de su amor.
2° Confianza y Seguridad.
Jesús dijo que estaría con nosotros todos los días de nuestra vida y no importan las circunstancias, El está y estará siempre ahí, sustentándonos con Su amor y Su poder. El siempre tiene el control sobre nuestra vida, nuestra familia y las circunstancias de nuestra vida y Su paz que nos cubre las 24 horas del día/365 días al año/ se alimenta y se nutre de la confianza que tengamos en El y de la seguridad (no duda) de nuestra Salvación y relación permanente con El, aun cuando suceden cosas que no están en nuestros planes, El las permite con un propósito, por algo suceden y no son acontecimientos al azar, porque El Sí tiene el control. Cuando algo imprevisto suceda, es porque Dios nos esta librando de algún peligro mayor o de algo mas grave y por lo general, agradezco a Dios por haberme librado de algo peor y aun porque el inconveniente pudo haber sido mas grave.
3°. El Amor.
El amor es mucho mas que un sentimiento que nos hace sentir felices, protegidos y amados; el amor es una fuerza universal, un poder tan fuerte que no esta sujeto a las leyes de la física ni del tiempo; puede conectarse con Dios y con otros y es en esa relación con nuestros semejantes que podemos dejar huella, el amor con que nos relacionamos con el prójimo y con que realizamos nuestras tareas, son la impronta que nos identifica, es el sabor que dejamos en cada persona, es el único bien que trasciende mas allá de la muerte; es el vinculo perfecto, es el poder que sana, que restaura, que se transmite, se comunica, se difunde, se impregna, que puede tocar sin manos, caminar sin pies, viajar sin barreras de distancias, color o raza; es la fuente de inspiración de Dios y los mortales y el motor de la vida, la tierra y sus habitantes. Si amamos a Dios en primer lugar y a nuestro prójimo como a nosotros mismos, estaremos cumpliendo con el mayor de los mandamientos que Jesús nos dejó.
4°. La Oración.
 Es comunicación con Dios: Nosotros somos los emisores (De donde sale el mensaje), el canal que transporta nuestras palabras y pensamientos, (Es nuestro corazón) y Dios, quien escucha nuestras oraciones (El Receptor) a donde llega el mensaje. Y puedes orar a cualquier ora, en la comodidad de tu hogar o en tu trabajo, en el transporte o durante una actividad cualquiera ¿No es maravilloso? Ni El Internet, ni las redes 4G (que son las mas veloces actualmente), ni los celulares, radios, micrófonos, ni ningún medio de comunicación moderno, es tan perfecto, instantáneo, preciso, claro, neto, sin interferencias o malas interpretaciones, como lo es esta maravillosa herramienta que Dios ha provisto para comunicarse con sus hijos, escucharlos, tener siempre la línea abierta, disponible, sin importar el clima, los satélites, etc. Tenemos esta maravillosa herramienta, úsenosla, todos los días, hablemos con Dios, comuniquémonos, hablemos con franqueza lo que nos pasa, lo que esperamos, lo que queremos, a lo que tememos, etc. Y no nos olvidemos de orar por otros, por nuestros países, por nuestra tierra y por la Iglesia de Cristo.
5°. La Obediencia.
 Cuando aceptamos a Cristo en nuestra vida o le abrimos la puerta de nuestro corazón, lo hicimos libre y voluntariamente, le dijimos implícitamente: “Toma el control de mi vida” y esto implica que le estamos dando autoridad sobre nuestro cuerpo y mente, nuestra familia y nuestros bienes y lo aceptamos como El Señor, suficiente Salvador y Rey en nuestra vida, quien gobierna y a quien decidimos un día entregar nuestro ser (nuestros pensamientos, sentimientos y nuestra voluntad). Seria lógico que después que le hemos entregado todo a alguien, en sus manos para que lo administre y lo gobierne, ¿no atendamos y sigamos sus instrucciones? O que ¿no obedezcamos su Palabra? O Que ¿no cumplamos con sus mandamientos? O que ¿no lo tomemos en serio y no sintamos respeto, admiración, amor y agradecimiento, después de saber lo que El hizo por nosotros? Se que es una palabra dura y pido perdón, si alguien se ofende, pero ¿de que otra manera puedo explicar la obediencia?

Dios sabe que no es fácil, pero también conoce nuestro corazón, capacidad y limites y no te pedirá lo que no seas capaz de dar, ni te enviara ninguna prueba que no seas capaz de pasar.
Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en donde quiera que vayas. (Josué 1:9)

Autor: Hefzi-ba Palomino
 http://www.jovenes-cristianos.com/

martes, 20 de diciembre de 2011

Adventistas para el mundo: EL NOMBRE DE JESUS

Adventistas para el mundo: EL NOMBRE DE JESUS

EL NOMBRE DE JESUS

El nombre de JesúsY se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz” (Isaías 9:6).
La primavera islámica que inició revueltas en Egipto, Libia, Yemen, Siria y Tunisia, trajo a los programas de noticias la complejidad y efervescencia del mundo musulmán. A mediados de 2009, había aproximadamente 1.520 millones de musulmanes. Los hindúes, budistas, religiones regionales en China y sikhs suman otros 1.900 millones.
El auge de las religiones no cristianas es innegable, pero en la época navideña el nombre sagrado que resuena a lo largo del planeta es el nombre de Jesús.
En las Américas, Europa, y crecientemente en los países de la ex Unión Soviética, aun en 2011 se escucha una mención incesante de la entrada personal de Jesucristo en la historia. En miles de centros comerciales y cívicos se oyen villancicos sobre el nacimiento de Jesús, y la escena del pesebre palestino se reproduce a cada vuelta de la esquina.
¿A qué se debe el éxito del evangelio de Jesús? ¿Se trata del producto de hábiles mercaderes que aprovechan el tema para alimentar su avaricia? ¿Por qué hasta hoy resulta tan atractivo el tema del nacimiento de un rabino del primer siglo?
No es que el evangelio de Jesús no tenga sus detractores. Hay quienes pretenden tratar el evangelio como una narración sagrada entre muchas. Pero sin restar méritos al contenido positivo de las grandes religiones, propongo que el atractivo del evangelio reposa en tres grandes pilares: la Biblia, el efecto del mensaje en la vida de los creyentes y la persona de Jesucristo.
La Biblia, un documento de gran fuerza histórica y espiritual escrito en el transcurso de 1.500 años, por más de cuarenta autores, guarda una extraordinaria consistencia interna y un poderoso mensaje de esperanza centrado precisamente en la llegada y existencia en esta tierra del Hijo de Dios. En ella el mismo Jesús nos dice: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (S. Juan 5:39).
Los creyentes no podemos demostrar científicamente la veracidad histórica de cada palabra de la Biblia, pero tampoco necesitamos hacerlo para creer en su mensaje. Los cristianos hemos decidido creer que el Espíritu de Dios estuvo involucrado en su inspiración; por lo tanto, lo que no podemos probar con el método científico, lo aceptamos en base a la fe.
El efecto de la fe en la vida del creyente es otro gran argumento a favor del evangelio. No fueron palabras huecas las pronunciadas por los ángeles de Belén: “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” (S. Lucas 2:14). Un beneficio tan valioso como la paz, ya sea política o del alma (la más segura), sigue siendo un extraordinario producto de una relación de fe con Dios. ¡Cuánto alivio siente aquel que confía en la Palabra de Dios! El profeta Isaías expresa la promesa de paz en dos áreas de la vida espiritual: la paz del perdón y la paz de vivir en armonía con la voluntad de Dios.
“Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” (Isaías 1:18). También escribió: “¡Oh, si hubieras atendido a mis mandamientos! Fuera entonces tu paz como un río, y tu justicia como las ondas del mar” (Isaías 48:18).
La tercera razón de la atracción de la historia navideña es la vida de Jesucristo. A pesar de las dudas y los ataques de los escépticos, la evidencia histórica muestra que Jesús nació alrededor del año 4 a.C. en Belén. Un ángel se le apareció a José, el esposo de María, para decirle que su hijo no era producto de la infidelidad, sino que respondía a un supremo propósito divino. “Y [María] dará a luz un hijo —continúa el Evangelio— y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (S. Mateo 1:21).
En este nombre y su significado se encuentra el mensaje esencial del cristianismo y el elemento que ha de sobrevivir y trascender cualquier polémica teológica.

El nombre sobre todo nombre
José tendría no solo el privilegio de servirle de padre al niño sino de ponerle un nombre ya establecido por el cielo a los ocho días de nacido. “Jesús” (Iesóus en griego) era equivalente al nombre hebreo Yehoshua o “Josué”, que significa “Jehová es salvación”.2 El nombre dado a las criaturas en tiempos bíblicos expresaba la esperanza de los padres respecto del futuro del recién nacido. En este caso, fue el ángel quien expresó la misión sobrenatural del niño Dios: “Él salvará a su pueblo de sus pecados”.
Los judíos anhelaban que el Cristo viniese para salvar a su pueblo del poder de Roma, para restaurar la autonomía política de Israel. Jesús no vino a eso. Él vino para salvarnos de nuestros pecados, no en ellos. Un concepto altamente comprometedor, uno que habla de cambios en nuestra conducta y en nuestra misma naturaleza.
Jesús vino a librarnos de las cadenas de la inmoralidad, el vicio, el crimen, el odio, el egoísmo, el abuso y la miseria: del poder de un enemigo mucho más formidable que Roma. Vino “a buscar y a salvar lo que se había perdido” (S. Lucas 19:10).
Para los incrédulos y los críticos del cristianismo es más fácil convertirlo en un disidente palestino o en un revolucionario empeñado en contrariar la filosofía romana y el pensamiento judío del primer siglo. O en un sabio o un gran maestro de la antigüedad. Pero Jesús era y es el Salvador. Cuando se acepta que él en efecto tuvo la misión de salvarnos del pecado, entonces su vida y cada uno de sus actos y palabras cobran sentido. Dios amó tanto al mundo que dio a su Hijo para salvarlo (S. Juan 3:16).

El problema
El pecado es un concepto ofensivo para la mente humana moderna. Se lo asocia con un sentido de culpabilidad enfermiza que limita nuestros sentimientos y acciones. A causa de que no existe ni la bondad ni la maldad absoluta —dicen muchos—, nuestros actos responden a las circunstancias y no se podría decir que son esencialmente malos. Mentir tiene su lugar, al igual que cometer adulterio y matar a otros seres humanos. Este relativismo que dice que cada uno tiene derecho a hacer como le plazca con su vida, se resiste a aceptar la definición bíblica del pecado.
La Biblia nos dice que el pecado es la condición de rebeldía hacia Dios el creador. Una condición que se introdujo en la raza humana al comienzo mismo de su existencia y que persiste y se transmite por la herencia y las costumbres que cultivamos. Los actos que se cometen bajo esa condición general de rechazo de Dios se convierten en una barrera entre él y nosotros (ver Isaías 59:2).
A causa de que la voluntad de Dios ha sido expresada por medio de los Diez Mandamientos, el pecado es también definido como infracción de esa ley (1 Juan 3:4). Cristo no solo cumplió la ley, sino que vino a ponernos en armonía con esa voluntad divina, a grabarla en nuestro corazón (S. Mateo 5:17-18; Jeremías 31:33; Ezequiel 36:26-27). Su obra nos libera no solo del peso esclavizante de la culpa, sino también de nuestro deseo de buscar el mal. Vino a reconciliarnos con Dios y a redimirnos de “toda iniquidad” (Tito 2:14).
Por eso es que el apóstol Juan nos dice: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9, la cursiva es nuestra).
Jesús vino a salvarnos del pecado porque el pecado es la causa fundamental del sufrimiento humano, de las guerras, la injusticia, la enfermedad y la misma muerte. La llegada de Jesús y su sacrificio en la cruz fue el gesto de reconciliación de Dios con el ser humano rebelde y nos abrió una puerta hacia la vida y la esperanza.
Por eso es que el nombre “Jesús” es tan precioso. Porque incluye en sus letras la promesa de la redención, la esperanza gloriosa de ser salvos para siempre. Bien dijo el apóstol Pedro refiriéndose a ese nombre: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).
Jesús todavía salva. ¿Quisieras invocar hoy su santo nombre?

Autor: Miguel A. Valdivia

jueves, 15 de diciembre de 2011

Bajo las estrellas


Tiempo: 12 Minutos y 8 Personajes + Extras.
Resumen: La estrella de Belén en tiempos de Jesús y tiempos modernos. Narra el nacimiento de Jesus en Belén, combinado con escenas actuales en una ciudad, que intentan mostrar el verdadero significado de la Navidad.

PERSONAJES

BETTY
SAMUEL
SABIO 1
SABIO 2
SABIO 3
HERODES
ELISABET
JOSÉ

PRIMER ACTO - EN LA CIUDAD DE DAVID

PRIMERA ESCENA

(El cuarto del trono en el palacio de Herodes. Él está sentado en el trono rodeado de sus asistentes. A un lado del cuarto están Elizabet y Samuel cuchicheando.)

ELIZABET. ¿Por qué hay tanto alboroto, Samuel? Dime pronto, antes de que me envíen a otro trabajo.

SAMUEL. No creo que te envíen a otro trabajo pronto, Elisabet. La corte está muy interesada en ver lo que está pasando aquí. ¿Te acuerdas de esa estrella tan brillante que vimos anoche?

ELISABET.
¡Oh, sí, Samuel! Todo el mundo se pregunta su significado. ¿Ya saben lo que significa?

SAMUEL. Sí, uno hombres sabios han llegado hablando sobre eso. Parecen reyes extranjeros. ¡Aquí llegan!

(Los hombres sabios entran al cuarto y caminan hacia el trono de Herodes.)

HERODES. Bienvenidos a Jerusalén. Hemos estado preocupados por la presencia de la estrella brillante. ¿Nos podrían decir su significado?

SABIO 1. La estrella nos ha guiado desde nuestros lugares en el este. ¿Dónde está el que es nacido rey de los judíos? Es su estrella la que hemos visto y hemos venido a adorarle.

HERODES. Hemos llamado a los sacerdotes y escribas y se han reunido. Ellos dicen que este llamado rey debe nacer en Belén. ¿Qué nos dijiste, Sadoc?

SADOC. (Dando un paso al frente.) Así está escrito por el profeta: “Saldrá estrella de Jacob y levantarase cetro de Israel...”

HERODES. ¡Ah! Yo ya reino sobre Israel. ¿Quién es este que ha nacido? ¿A qué hora dicen que vieron la estrella?

SABIO 2. Hace muchos meses apareció la estrella y nosotros la vimos. Hemos estado siguiéndola por mucho tiempo. Iremos a Belén.

HERODES. Vayan, y busquen diligentemente al niño. Cuando lo encuentren, envíenme un mensaje. Yo también iré a adorarle.

(Los hombres sabios hacen una reverencia y dejan el lugar.)

ELISABET. ¿Crees ya que es el tiempo que el prometido haya llegado?

SAMUEL. Si es así, Herodes tratará de deshacerse de él. Eso de ir a adorarle es una mentira. Herodes nunca haría tal cosa.

ELISABET. Herodes ha estado preocupado estos últimos días desde que apareció la estrella. Se puede notar. Y si es otro rey, no lo soportará. A él no le importa el derramamiento de sangre.

SAMUEL. Eso es cierto. Cualquiera que se atraviesa en su camino… (hace un ademán con la mano como de cortar el cuello). Elísabet, estaré ausente por uno o dos días.

ELISABET. ¡Samuel! ¿A dónde vas? ¿Tienes permiso?

SAMUEL. No, ni se darán cuenta en todo este tumulto. Voy a seguir a esos hombres sabios. Tengo que apurarme. (Habla rápido.) Es probable que ellos hayan salido ya. Tú vigila lo que sucede aquí, Elísabet. Te traeré el resto de las noticias. (Sale corriendo de la escena.)



SEGUNDA ESCENA

(Un cuarto de piedra en Belén. María cargando al bebé está sentada en una silla cerca del establo. José está sentado en una tabla, lee en voz alta del libro Isaías.)

JOSÉ. María, estas son las palabras del profeta Isaías: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado sobre su hombro; y llamarase su nombre Admirable,
Consejero, Dios fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”.

(Se escucha un golpe en la puerta. José se levanta y abre. Se hace para atrás al entrar los hombres sabios y arrodillarse delante del bebé. Samuel aparece en la puerta. Se queda allí observando silenciosamente mientras los hombres sabios ofrecen sus regalos uno por uno al niño. Ellos hacen una reverencia y después salen del lugar. Samuel desaparece de la puerta antes de que ellos salgan.)



TERCERA ESCENA

(El cuarto del trono en el palacio de Herodes. Elísabet y Samuel a un lado Tres días después.)


ELISABET.
¡Samuel, estás de regreso! No había ningún niño, ¿verdad?

SAMUEL. ¿Por qué dudas, Elísabet?

ELISABET. Los hombres sabios nunca regresaron. Ellos no encontraron a ese nuevo rey.

SAMUEL.
Sí, sí lo encontraron, Elísabet. La estrella los guió directamente a la ciudad de
David. Ellos encontraron al niño en Belén. Yo los seguí hasta allí. Me paré en la puerta y vi cómo se inclinaban ante el niño. Tenían regalos costosos: oro, mirra e incienso. Ellos se arrodillaron y adoraron.

ELISABET.
¿Tú crees que el es el nuevo rey?

SAMUEL. Sin duda alguna. Yo seguí la estrella al igual que los hombres sabios. Los guió directamente hasta su puerta.

ELISABET. Pero los hombres sabios nunca regresaron.

SAMUEL. Eso es, Elísabet. Algo sucedió que los hizo cambiar. Quizás ellos supieran que él no quería localizar el niño para adorarle. Yo los vi salir de Belén por otro camino. Ellos conocen la importancia del niño, no lo van a entregar a Herodes.

ELISABET. Espero que no. Pero Herodes se ha ido enojando cada día más. Mírale cómo
está ahora.

HERODES. ¡Esos tontos! Se han burlado de mí. Quizás no haya ningún niño. Pero, ¿y si lo hay…? Yo lo encontraré. Nadie me quitará el trono. Hombres sabios… Una estrella… Un nuevo rey… ¡Bah! ¡Qué mentira! ¡Guardias! Ordenen al ejército que mate a todos los niños de dos años para abajo. Limpien a Belén y sus alrededores. No dejen uno vivo. Eso dará con él también. ¡Así lo mataré a él!

(Los guardias salen del salón.)

ELISABET.
(Con mirada de terror.) ¡Samuel! Eso es lo más horrible que he escuchado. Fue horrible cuando mató a su esposa e hijos… Pero bebés pequeñitos, inocentes... Y al nuevo rey también. ¡Oh, qué terrible!

SAMUEL. Si este bebé es el rey, y yo estoy seguro de que sí lo es, Dios lo cuidará. Él es el don de Dios para nosotros, Elísabet. Esa estrella era una señal del maravilloso regalo. Él ha llegado y todo el ejército de Herodes no lo podrá destruir.

ELISABET. Si todo lo que dices fuera cierto…

SAMUEL. Estoy seguro de que es cierto, Elísabet. Yo lo vi ahí, bajo la estrella en la ciudad de David.




SEGUNDO ACTO - EN LA CAPITAL


PRIMERA ESCENA

(Bajo un árbol de navidad en el centro de la ciudad. Betty y Samuel están debajo del gran árbol. Las personas van de un lugar a otro comprando regalos de navidad. Todos andan apurados. Al atardecer, en vísperas de navidad.)

BETTY.
La capital es un lugar raro, Samuel. ¿Qué significan tantas carreras?

SAMUEL.
El tío Manuel dice que siempre es así antes de la noche de navidad. Es el momento de dar regalos y de los árboles de navidad. Mira ese árbol tan grande, ¿no es hermoso?

BETTY. (Con lágrimas en los ojos.) Es hermoso pero no parece navidad. En casa en el campo, todo es tan pacífico y colmado para navidad... Los servicios en la iglesia, el coro… ¿Dónde está todo eso? El regalo más grande es olvidado.

SAMUEL.
No es realmente olvidado, Betty. (Mira hacia arriba y ve la estrella) ¡Mira esa estrella! (La señala.)

BETTY.
La he estado observando, Samuel. Es lo único que me recuerda la navidad. La he estado mirando todo el tiempo, en vez de ese colorido árbol.

SAMUEL. ¿Dónde crees que está? Debe estar en un edificio. Me pregunto quién la pondría allí. Vamos a ver si la encontramos, Betty.

BETTY. Sí, vamos. El tío Manuel quería que viéramos la ciudad en navidad. No quiero regresar y decirle que solo hemos estado un poco nostálgicos. Especialmente cuando él se ha portado tan bien y nos ha traído a vivir con él, ahora que papá y mamá se han ido.

SAMUEL. No será muy difícil encontrarla. Se ve allá adelante.

(Caminan hacia la estrella y salen de la escena.)



SEGUNDA ESCENA


(Interior de una iglesia. Si es posible, haga de la audiencia parte de la escena. La escena comienza, Betty y Samuel entran a la iglesia. 20 minutos después. El coro canta suavemente «Noche de Paz».)

BETTY. (Susurrando.) Es una iglesia, Samuel. La estrella nos guió hasta aquí.

SAMUEL. Sí, la estrella la tienen sujeta con un poste, bien alta.

BETTY.
Entremos, Samuel.

SAMUEL. ¿No quieres ver más las decoraciones de navidad?

BETTY. Mejor quisiera quedarme aquí por un rato. El servicio está por comenzar. Escucha, están cantando «Noche de Paz».

(Caminan hasta el frente y se sientan.)

MINISTRO. (En el pulpito.) Nuestro texto de hoy es Mateo 2:1,2. (Lo lee todo y se sienta a un lado del púlpito).

(El coro canta: «Vamos reyes tres a Belén». Los reyes se inclinan y entregan sus regalos y dejan el lugar cuando se termina el canto.)



TERCERA ESCENA

(Vuelta a la escena primera. Al lado del árbol de Navidad. La estrella sigue brillando en la oscuridad. Unos minutos más tarde.)

BETTY. Todo parece ser diferente ahora, Samuel. Me siento mejor.

SAMUEL. Yo también, Betty. Ahora sé que ellos también recuerdan al niño Jesús y el significado de la estrella de navidad.

BETTY. ¡No es maravilloso que aun hoy en día la estrella guíe a las personas a adorarle!

SAMUEL. Tal como lo dice san Mateo: «Cuando vieron la estrella se regocijaron...»

BETTY. Casi lloraba cuando alguien me decía «Feliz Navidad». No puedo entender como se puede ser feliz en medio de este apuro. Pero ahora sí me siento feliz, Samuel.

SAMUEL. Sí, Betty, cuando recordamos el verdadero significado de la Navidad, sentimos mucha felicidad.
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lunes, 12 de diciembre de 2011

Navidad en Rusia

Navidad en Rusia


Parecía tener unos seis años y había terminado su trabajo. Cuando miré el pesebre quedé sorprendido al ver dos niños dentro del mismo.
Llamé rápidamente al traductor para que le preguntara por qué había dos bebés en el pesebre.

Misha cruzó sus brazos y observando la escena del pesebre comenzó a repetir la historia que acababa de escuchar, muy seriamente. 
  En 1994 dos americanos respondieron a una invitación que les hizo llegar el Departamento de Educación de Rusia, para enseñar moral y ética en las escuelas públicas, basada en principios bíblicos.

Debían enseñar en prisiones, negocios, el departamento de bomberos de la policía y en un gran orfanato. En el orfanato había casi 100 niños y niñas que habían sido abandonados, abusados y dejados en manos del Estado. De allí surgió esta historia relatada por los mismos visitantes.

Se acercaba la época de las fiestas de fin de año de 1994, los niños del orfanato iban a escuchar por primera vez la historia tradicional de la Navidad. Les contamos acerca de María y José llegando a Belén, de cómo no encontraron lugar en las posadas, por lo que debieron ir a un establo, donde finalmente el niño Jesús nació y fue puesto en un pesebre.

A lo largo de la historia, los chicos y los empleados del orfanato no podían contener su asombro. Algunos estaban sentados al borde de la silla tratando de captar cada palabra.

Una vez terminada la historia, les dimos a los chicos tres pequeños trozos de cartón para que hicieran un tosco pesebre. A cada chico se le dio un cuadradito de papel cortado de unas servilletas amarillas que yo había llevado conmigo. En la ciudad no se podía encontrar un solo pedazo de papel de colores.

Mientras los huérfanos estaban atareados armando sus pesebres, yo caminaba entre ellos para ver si necesitaban alguna ayuda. Todo fue bien hasta que llegué donde el pequeño Misha estaba sentado.

Parecía tener unos seis años y había terminado su trabajo. Cuando miré el pesebre quedé sorprendido al ver dos niños dentro del mismo. Llamé rápidamente al traductor para que le preguntara por qué había dos bebés en el pesebre.

Misha cruzó sus brazos y observando la escena del pesebre comenzó a repetir la historia que acababa de escuchar, muy seriamente.

Para ser el relato de un niño que había escuchado la historia de Navidad una sola vez estaba muy bien, hasta que llegó la parte donde Maria pone al bebé en el pesebre. Allí Misha empezó a inventar su propio final para la historia, dijo: «Y cuando María dejó al bebé en el pesebre, Jesús me miró y me preguntó si yo tenía un lugar para estar. Yo le dije que no tenía mamá ni papá y que no tenía un lugar para estar. Entonces Jesús me dijo que yo podía estar allí con él. Le dije que no podía, porque no tenía un regalo para darle.

Pero yo quería quedarme con Jesús, por eso pensé qué cosa tenía que pudiese darle a él como regalo; se me ocurrió que un buen regalo podría ser darle calor. Por eso le pregunté a Jesús: Si te doy calor, ¿ese seria un buen regalo para ti? Y Jesús me dijo. Si me das calor, ese seria el mejor regalo que jamás haya recibido... Por eso me metí dentro del pesebre y Jesús me miro y me dijo que podía quedarme allí para siempre».

Cuando el pequeño Misha terminó su historia, sus ojitos brillaban llenos de lágrimas que empapaban sus mejillas; se tapó la cara, agachó la cabeza sobre la mesa y sus hombros comenzaron a sacudirse en un profundo llanto.

El pequeño huérfano había encontrado a alguien que jamás lo abandonaría ni abusaría de él. ¡Alguien que estaría con él para siempre. Y yo aprendí que no son las cosas que tienes en tu vida lo que cuenta, sino a quiénes tienes es lo que verdaderamente importa.
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martes, 6 de diciembre de 2011

MARIA Y JOSE UNA HISTORIA DE AMOR PURO

Maria y José una historia de amor puro

Maria y Jose: Una verdadera historia de amorEl nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería difamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es”. Mateo 1:18-20
En la Biblia hay muchas historias que seguramente bendicen nuestra vida, nos motivan a imitar, una de ellas es la historia de Maria y José, los instrumentos que utilizo Dios para traer a su hijo Jesús al mundo.

Y es que la Biblia tiene historias de toda clase de género, y en especial la historia de José y Maria yo la tildaría de una “Historia de Amor”.
Es que se necesita amar verdaderamente a una mujer para hacer lo que José hizo, además de que nos demuestra una obediencia pura al mandado de Dios.
La mayoría de nosotros hemos leído, escuchado y hasta visto esta maravillosa historia, pero pocos son los que han visto en ella una verdadera historia de amor. Y es que es así: “Una Maravillosa historia de amor”, mejor que las que hollywood promociona, y que mas allá que la propaganda da como resultado realizar el propósito de Dios para sus vidas.
Es que es lindo enamorarse y mas cuando ese sentimiento hacia otra persona fue impulsado por Dios mismo, y es que Dios es amor y por ello nosotros también tenemos la posibilidad de poder experimentar ese maravilloso sentimiento el cual es el amor, y lo podemos experimentar en varias facetas, en el amor filial, en el amor eros y podemos experimentar el amor ágape de Dios.
En la historia de Maria y José no solo podemos ver al amor eros sobre las vidas de ellos dos, sino también el amor ágape manifestado a sus vidas por parte del Señor.
Era difícil para una mujer como Maria que esta comprometida experimentar ese episodio en el cual un ángel viene y le dice que esta esperando un hijo y todo por obra y gracia del Espíritu Santo. ¿Qué le diría a su prometido?, ¿Cómo reaccionaria?, ¿Le creería?
En el antiguo tiempo el hecho de que una prometida saliera embarazada antes de casarse y peor aun que no sea de su prometido era razón hasta de muerte. José al comprender humanamente lo que sucedía seguramente se sintió mal, pues el amor de su vida había salido con una excusa poco creíble, pues jamás nunca había sucedido algo como eso, era la primera y única vez en la historia que pasaría algo similar.
La Biblia describe a José como un hombre justo, su misma justicia lo llevo a querer huir para no difamar a Maria, para que la gente creyera que el la había embarazado y había huido para no hacerse cargo. Sin duda una muestra más que su amor por Maria era tal, que prefería ser el malo de la película, antes que Maria fuera objeto de juicios.
Pero Dios es tan lindo que sabe muy bien a que parejas elegir para cumplir sus propósitos, y esta pareja era una de esas que se expresan mutuo amor, los cuales están dispuestos a hacer cualquier cosas el uno por el otro.
Dios mando a un ángel en sueños de José para que le explicara lo que estaba sucediendo, ahí fue donde entra la FE que tuviera José para creer o no lo que había soñado.
José decidió creerlo, arriesgarse por obediencia al Señor y estoy más que seguro que también POR AMOR A MARIA.
Creo que es difícil que humanamente nosotros podamos aceptar a nuestra prometida embarazada de alguien que no somos nosotros, solo el verdadero amor y la obediencia al Señor pueden hacer de esta historia, una verdadera historia de AMOR.
Creo que después de este episodio el amor de Maria por José creció aun mas, y no decir el amor de José por Maria, esto es una muestra que no siempre el amor te hace hacer locuras, sino que también el amor te lleva a hacer lo correcto cuando ese amor viene guiado por Dios.
Para mi José es uno de esos hombres a imitar, de esos que a pesar que no se habla mucho de ellos o que no se les da la importancia debida, son un ejemplo vivo de obediencia a Dios y amor hacia su mujer, ¡Cuánto necesitamos ser como José!
José jugo un papel muy importante para la vida de Maria y seguramente para la vida de Jesús a tal punto que el mismo Jesús aprendió el oficio de su Padre de crianza José.
Verdaderamente la Biblia nos sorprende con toda clase de historia, pero una de mis historias favoritas es esta, porque verdaderamente se necesita ser OBEDIENTE A DIOS y AMAR de una forma sobrenatural a tu prometida como para hacer lo que este hombre hizo.
Creemos nuestra propia historia de amor, OBEDEZCAMOS y a la vez AMEMOS para que los propósitos de Dios se lleven a cabo en nuestra vida tal y como El los ha trazado.
Autor: Enrique Monterroza

LOS CINCO REGALOS DE LA NAVIDAD

Los cinco regalos de la Navidad

Los cinco regalos de la Navidad«Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre: Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.» (Is. 9:6)
¿Qué es la Navidad? ¿Qué y cómo se celebra? En un mundo cada vez menos familiarizado con el mensaje de la Biblia, la Navidad es una forma más de folklore religioso.
Pero, si en esencia, la Navidad es el aniversario de un nacimiento, obviamente necesitamos conocer al protagonista de tan famoso cumpleaños. Hemos de entender quién fue Jesús.
El pasaje de Is. 9:1-7 nos presenta un retrato formidable a través de los nombres de Cristo. Este retrato se hizo varios siglos antes de su nacimiento; tal dimensión profética le imprime un valor añadido al texto porque las profecías cumplidas siempre refuerzan nuestra fe.
Son cinco los nombres que se le dan a Jesús: Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.
A pesar de esta diversidad, nos sorprende que el profeta utiliza el singular -«llamarás su nombre»- no el plural, «sus nombres». ¿Por qué? Los atributos que definen el nombre de Cristo forman un todo inseparable e interdependiente como los eslabones de una cadena: no podemos coger aisladamente uno de ellos y rechazar los demás. En otras palabras, no podemos hacernos un «Jesús a la carta». Jesús es todas estas cinco realidades a la vez. Recordemos que para los hebreos el nombre tenía mucho significado porque revelaba alguna faceta especial del carácter de la persona. Por ello, con Cristo hemos de aplicar el principio de «todo o nada».
Además, estos nombres siguen un desarrollo progresivo. Es como una ventana que se va abriendo poco a poco y cada vez entra más luz, hasta el clímax final cuando se describe como el Príncipe de paz.
Esta fue la razón última de la venida de Cristo al mundo y esta es la esencia de la Navidad: «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz». Es una realidad frecuente y triste que muchas personas abren la ventana sólo a medias: para ellos Jesús fue «Admirable» o un sabio «Consejero-Maestro»; pero no dejan que entre toda la luz de la identidad de Cristo, la rechazan, y se quedan en la penumbra existencial, viviendo sin la plenitud del que afirmó ser «la luz del mundo».
Analicemos cada uno de estos nombres.

Admirable
Este es el primer atributo de Jesús. Algunas versiones lo traducen por «maravilloso». Así lo hizo Händel en su inolvidable composición del «Mesías». La persona de Jesús fascina tanto al creyente como al no creyente. La primera reacción al conocerle como hombre es de admiración. No nos sorprende que alguien tan inteligente como Einstein, judío pero no cristiano, se expresara en estos términos: «La figura radiante de Jesús ha producido en mí una impresión fascinadora. En realidad sólo hay un lugar en el mundo sin oscuridad: la persona de Jesús».
Admirable fue su vida. Jesús vivió constantemente para hacer el bien: ayudó a los necesitados, consoló a los afligidos, sanó a los enfermos, se entregó sin reservas a los demás. Su compasión y empatía no conocían límites. Es significativa la síntesis que Pedro hace de su vida en Hch. 10:38: «...cómo Jesús anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos».
Admirable o maravilloso fue su carácter. Su bondad, su capacidad para amar, su sensibilidad, su humildad, su dominio propio, su mansedumbre adornaron en todo momento su vida. Dos testimonios son bien elocuentes. Por un lado, los judíos que estaban presentes cuando Jesús lloró al ver el cuerpo exánime de Lázaro exclamaron: «..mirad cómo le amaba». Y es que el Señor, momentos antes, «se estremeció en espíritu y se conmovió» (Jn. 11:33-36). Estos dos verbos reflejan en el original una intensidad de sentimiento mucho mayor que la de un duelo habitual. El otro testimonio fue el de Pilato, incapaz de encontrar una sola mancha en la vida de Jesús «yo ningún delito hallo en él» (Jn. 19:4).
Admirables fueron también sus enseñanzas: «...la gente se admiraba de su doctrina porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas» (Mr. 1:22). Y así podríamos seguir la lista de razones que hicieron de Jesús un personaje «admirable».
Pero algunos hechos singulares de su vida -a primera vista, extraños- van más alla de lo humanamente maravilloso. La forma milagrosa cómo salvó su vida escapando in extremis a la feroz persecución que Herodes desencadenó precisamente para matar a este recién nacido. Su muerte contradictoria como un malhechor cuando había vivido como un santo.
El testimonio del centurión junto a la cruz, habituado a docenas de ejecuciones, quien observó durante su larga agonía aspectos nada «normales» y que le llevaron a exclamar: «Verdaderamente este hombre era justo» (Lc. 23:47). Y qué diremos del relato de los Evangelios sobre su resurrección, sus apariciones posteriores y su ascensión final al cielo.
Así pues, Jesús fue admirable no sólo por su biografía, su carácter o sus enseñanzas, sino también por estos hechos singulares que escapan a la mera explicación natural y nos estimulan a abrir más la ventana y dejar que la luz de sus nombres nos permita profundizar en su identidad.

Consejero
Este atributo es consecuencia del anterior. Si Jesús tenía un carácter sensible y empático, capaz de escuchar, con un amor profundo por las personas y una sabiduría fuera de lo común, éstos son los requisitos idóneos para ser un buen consejero.
Así, las conversaciones personales de Jesús con diferentes hombres y mujeres constituyen un modelo de diálogo y de encuentro fecundo. Nicodemo, la mujer samaritana, la mujer pecadora en casa de Simón y muchos otros ejemplos nos muestran esta excelencia de Jesús como consejero. El fue el sanador de sus vidas, el que llenó sus vacíos, el que transformó sus desiertos en vergeles fecundos.
Hoy también, en pleno siglo XXI, la gente busca con ahínco orientación, algún tipo de guía que mitigue su soledad y su inseguridad. Para ello gastan mucho dinero en adivinos, echadores de cartas, médiums. Desean conocer su futuro, necesitan un fundamento para su vida. En este paisaje de niebla vital, Jesús se nos presenta como el Príncipe de los Consejeros: «Venid a mí todos los trabajados y cargados y yo os daré descanso»; «yo soy la luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas».
En otro texto Isaías nos da la explicación al porqué Jesús es consejero supremo: «Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor del Señor» (Is. 11:2). Jesús es un extraordinario consejero porque, además de hombre excepcional, el Espíritu mismo de Dios está con él. Ello nos conduce de forma natural al tercer nombre.

Dios fuerte
Muchas personas cierran aquí «la ventana» y se quedan con un Jesús admirable y un maestro-consejero excepcional. Un gran hombre; nada más. Pero el nombre de Cristo tiene otros atributos que nos trasladan a una dimensión superior. La manifestación progresiva de su identidad nos revela que no fue sólo un hombre. «Dios fuerte» es el siguiente paso en nuestro conocimiento del Jesús de la Navidad.
Jesús era Dios y como tal es poderoso, fuerte. Así lo demostró en vida: fue poderoso para curar a los enfermos, para acallar la tempestad, para dar vida a los muertos, para dominar las fuerzas diabólicas. Y sobre todo fue fuerte para levantarse de la tumba y dejar el sepulcro vacío.
El Jesús que nació en debilidad -la Navidad sola sería una historia de humillación y persecución- acabó venciendo a las fuerzas más poderosas de este mundo: la muerte, el pecado y el Diablo.
Por ello, los primeros cristianos no tenían ningún sentimiento de inferioridad: su Señor era vencedor. Nosotros hoy hemos de sacudirnos cierto complejo de perdedores en una sociedad que se complace en proclamar la «muerte de Dios» y tilda al cristianismo de obsoleto.
Nuestro Jesús es Dios fuerte y un día «toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor» (Fil. 2:10-11). La Navidad no es tanto el recuerdo inocuo y algo ingenuo del nacimiento del niño Jesús, sino la memoria de que hay un Dios fuerte que es Señor de la Historia y de mi vida, que un día reinará sobre todo. En este sentido, la Navidad es fuente de esperanza y de fortaleza para el creyente.

Padre eterno
La idea aislada de un Dios fuerte podría transmitir cierta sensación de lejanía y frialdad. El soberano, el todopoderoso es tan grande que no tiene tiempo para ocuparse de mí. El es demasiado importante para prestar una dedicación personal a cada criatura. Esta era la noción que los griegos tenían de sus dioses.
En el cristianismo, sin embargo, encontramos un hecho singular, que no aparece en ninguna otra religión.
Este Dios fuerte es al mismo tiempo un Padre íntimo, personal, que ama a cada ser humano como algo precioso y único. Jesús, aunque él mismo no es Dios Padre, comparte esta sensibilidad paternal. Ello es lógico puesto que Cristo es la «imagen del Dios invisible». En numerosas ocasiones durante su ministerio, Jesús muestra una ternura, un afecto y un cuidado profundamente paternales.
La ilustración del buen pastor en Jn. 10 es un ejemplo excelente: «Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas... Mis ovejas son mías y nadie las arrebatará de mi mano» (Jn. 10:11, Jn. 10:27-28). Y ya hacia el final de su vida, Jesús llora sobre Jerusalén exclamando: «¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste!» (Lc. 13:34). ¿Puede haber una mayor expresión de amor maternal que la usada por el Señor en esta metáfora?
Este es un punto crucial de la fe cristiana. Dar el paso del tercer nombre «Dios fuerte» al cuarto «Padre eterno» es la esencia de la experiencia de conversión: Jesús deja de ser sólo el Dios todopoderoso que creó el universo para llegar a ser como un Padre. Es el paso de ser religioso a ser creyente nacido de nuevo. Dios -Jesús- deja de ser un concepto para ser un «tú» con el que tengo una relación viva, personal.

Príncipe de paz
La luz llega a su máxima intensidad. La ventana se ha abierto de par en par. El último nombre dado a Jesús es la consecuencia final de todos los anteriores. Cristo ha venido para traer paz. El Evangelio son buenas noticias. El mensaje de la Navidad resume perfectamente estas noticias: «Os doy nuevas de gran gozo... que os ha nacido hoy un Salvador que es Cristo el Señor» (Lc. 2:10-11). Es un príncipe -aunque nació en humillación- y ha venido para traer paz.
Es una paz en tres niveles. Ante todo, paz con Dios: «salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt. 1:21) porque su tarea central como Salvador es reconciliar al hombre con Dios. También paz entre los hombres. En un mundo sangrante, con una violencia sin límites, Jesús es el único que puede derribar los muros llenos de alambradas que separan familias, pueblos, razas, porque él es fuente de perdón y reconciliación. Y, por último, paz interior, con uno mismo, porque él prometió «mi paz os dejo, la paz os doy».
La paz y la pacificación son inherentes a la persona de Cristo y, por tanto, privilegio y responsabilidad de sus seguidores el vivirla y proclamarla.
Este Jesús es el mejor regalo de Navidad. Es el regalo que Dios mismo nos dio y el que nosotros podemos compartir con otros. Que viva y que vibre en nuestro corazón el Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno y Príncipe de paz.
Autor: Dr. Pablo Martínez Vila